¿Quién manda a quien?

Publicado por: Claudia Camacho En: Emprendedores, Empresa Familiar, Familia trabajando juntos, Mujeres que lideran, Negocio familiar, Pymes

Un tema tabú que pocos se atreven a tocar cuando trabajan con sus propios familiares.

 

Iré al grano: Nadie quiere que lo manden y menos un familiar.

Casi a todos nos cuesta acatar la autoridad, seguir las directrices o aceptar las decisiones de otros con relación a nuestro trabajo.

En cualquier otro tipo de empresa en la que trabajes (aunque no te guste) no te queda de otra sino aceptar lo que diga tu jefe o quien mande.

Pero cuando se trata de trabajar con familiares en un  negocio propio, ¿no crees que la tolerancia es muy baja?.

Es como si estuvieras dispuesto en cualquier otro tipo de empresa a que un desconocido sea quien te dirija, sea tu jefe o líder. Pero si es trabajando con un familiar, o con varios, esa disposición ya no es tanta.

Parece que se incrementa la dificultad de aceptar el mando de otro o de impartir autoridad según el papel o el rol que ocupas en tu familia.

La líder de una empresa de seguros, a quien entrevistaba sobre la experiencia de trabajar con su familia, me confesaba su especial incomodidad para dirigir a su esposo y a su madre. 

A él por la relación de igualdad, no quiere hacerlo sentir inferior; y con ella por el rol de autoridad que a nivel familiar tiene, no quiere parecer desafiante.

 Y es que una de las dificultades e incomodidades de trabajar con la pareja o con familiares es precisamente establecer quién llevará las riendas, y cómo las manejará.

Es decir, quien manda a quién sigue siendo un tabú que nadie se atreve a tocar para no incomodar ni tocar fibras sensibles.

Te contamos 3 temas que ayudan a definir este tabú y cómo puedes minimizar el riesgo de mantener a la sombra este tema de conversación en el negocio que tienes y que compartes laboralmente con tu familia.

3 TEMAS DE INTERÉS SOBRE ESTE TABÚ

 Creencias en torno al tabú “¿Quién manda a quien?” entre familiares que trabajan juntos.

 

Quiero compartirte estas creencias detrás del tabú, para que te hagas una mejor idea del por qué puede preferirse evitar “mandar” a los familiares o “ser mandado” por ellos:

  • Hay personas que tienen la idea de trabajar con familiares relacionada con un ambiente de confianza y comodidad en el que se rompe con rutinas y protocolos. Donde no tener un jefe es una de las mayores ventajas.
  • Para algunos trabajar en familia es sinónimo de informalidad, libertad y autonomía para trabajar como cada quien considere mejor hacerlo y a su propio ritmo.
  • En otros existe la idea de que al ser familiares no es necesario el control, ni que unos tengan más facultades o nivel que otros. Porque como son familia todos son importantes.
  • Hay quienes en el fondo de su corazón desean ser los líderes pero temen perder el cariño de sus familiares y ser criticados por sus decisiones.
  • Hay quienes están dispuestos a aceptar el liderazgo de otro familiar pero dependiendo de la relación afectiva que tengan con ellos.
  • Algunas personas consideran que las jerarquías, las jefaturas o los roles directivos son propios de esquemas anticuados de negocio familiar y son una amenaza para la armonía familiar.

¿Compartes alguna de estas ideas?

Recuerda que detrás de todo lo que hacemos o no hacemos, están  nuestras creencias, ideas u opiniones.

Ahora te contaré lo que pensamos en Weclan sobre lo que origina este tabú:

5 temas que originan el tabú “¿Quién manda a quien?”

 

  1. Pretender tener en el trabajo la misma forma de relación que tienen en la vida familiar. Y no hablo de perder la camaradería y cordialidad, lo que quiero decirte es que hay que aceptar que en otro contexto se requieren formas diferentes de relacionarse.
  2. Los familiares que trabajan juntos son renuentes a establecer figuras de autoridad o mando porque en el fondo temen desafiar o aminorar la autoridad que ya tienen algunos dentro de la familia.  Es decir, poner en riesgo las relaciones.
  3. La dificultad para mandar o acatar el mando también surge entre familiares con el mismo rango dentro de la dinámica familiar, es decir, entre hermanos, la pareja, primos. Suele pensarse que entre iguales no hay por qué marcar esas diferencias de rol y que en lugar de trabajar como equipo lo que generará será competencia.
  4. Existe la idea de que en el trabajo familiar los organigramas y tipo de organización vertical no tienen sentido porque son familia y todos son igual de importantes. Casi siempre quien trabaja con su familia espera sentir y recibir mejor trato que de cualquier otra empresa. Por tanto, se evitan situaciones que lleven a algún familiar a sentirse “humillado”.
  5. Cuando trabajas entre familiares establecer relaciones de autoridad con otras generaciones especialmente con los mayores puede ser un desafío que quizá prefieras evitar. Las familias esperan seguir funcionando parecido en el trabajo a cómo funcionan en la vida familiar, por lo que invertir los roles si no están preparados para ello, podría alterar la armonía.

Tú sabes bien que al trabajar con familiares, la susceptibilidad está a flor de piel y se tiende a estar en actitud defensiva para no aceptar la autoridad o un mando superior, ni las condiciones de trabajo de ese “superior” con las que no se está de acuerdo.

Sin embargo, te daré algunas ideas prácticas que incluyen otras alternativas de organización del trabajo familiar diferentes a la jerarquía vertical tradicional.

10 estrategias que les ayudarán a romper el tabú

  1. Ubíquense en el contexto de una relación laboral. No pretendan funcionar de la misma manera que lo hacen a nivel familiar.
  2. Sanen heridas familiares, si no resuelven o sanan esas heridas, en las situaciones de trabajo seguirán repitiendo el conflicto familiar y eso indudablemente impedirá una organización funcional y profesional del trabajo. Las cuentas pendientes en casa les pasará factura en el trabajo.
  3. Conviertan la amenaza de jerarquizar u ordenar los roles de trabajo en una oportunidad para comunicarse y fluir mejor.
  4. Construir entre todos, de ser posible, el organigrama de trabajo. Inspirarse en estructuras de organización circular en lugar de verticales.
  5. Organizarse por comités, por especialidades, o por afinidades e intereses comunes; para resolver distintos asuntos que probablemente a algunos competerá más que a otros. (así sean los mismos miembros, el comité y sus objetivos serán diferentes)
  6. Establecer distintos tipos de liderazgo de acuerdo a la experiencia y al conocimiento que posean quienes trabajen juntos y de acuerdo a las necesidades del emprendimiento, negocio o empresa.
  7. Tengan en cuenta el punto anterior como clave para trabajar con familiares de generaciones mayores; no desconozcan ni tomen como desactualizados sus conocimientos; en lugar de ello aprovechen la experiencia de esos parientes mayores y ubíquenlos en  roles o posiciones de asesoría y colaboración según sus capacidades y conocimientos.
  8. Implementar nuevos conceptos que rompan con el prototipo de autoridad autoritaria que puedan tener y hablar por ejemplo de CEO, o de liderazgo en ‘x’ campo. Recuerda que las palabras construyen realidades y las formas de nombrar a alguien influyen en la relación con ese alguien.
  9. En la medida que vayan profesionalizando las relaciones y roles de trabajo deben tener en cuenta ir estableciendo un sistema de selección de personal que ayude a ubicar en el cargo a la persona adecuada. Les evitará conflictos familiares por sesgos emocionales.
  10. Siempre insisto en trabajar en la autoestima porque cuando la tienes baja tiendes a tomarte todo de manera personal, a sentirte vulnerado y amenazado fácilmente y al trabajar con tus familiares puedes confundir y mezclar lo familiar con lo laboral sin darte cuenta. Por supuesto, con una baja autoestima te resultará intolerable aceptar la autoridad de otro o tendrás varios conflictos con los demás si tú eres quien manda.

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