Tú sabes que cada familia tiene su propia forma de ser y puede parecer que una es muy diferente a la otra. Sin embargo, todas las familias tienen aspectos comunes.
Y las familias que trabajan juntas no son la excepción. Tienen formas parecidas de responder a situaciones similares.
En Weclan nos hemos dado a la tarea de encontrar esos rasgos comunes que tienen las personas que trabajan con familiares, más que todo en emprendimientos y Pymes (Pequeñas y Medianas Empresas), y hemos cazado 3 errores que no podríamos dejar de compartir contigo.
Estar al tanto de los errores de otros te resultará muy útil:
- Porque si no los has cometido puedes anticiparte a ellos, estar alerta y actuar de manera preventiva.
- Y, si ya se te han presentado o los estás viviendo; puedes encontrar cómo corregirlos.
Recuerda que los errores son oportunidades de aprendizaje que no debes dejar pasar, darte cuenta de ellos es el primer paso para enfocarte en su solución.
Primer error: IMPROVISAR
Generalmente los emprendimientos y Pymes familiares nacen de situaciones y momentos de la vida que están lejos de la formalidad y el protocolo.
Algunas nacen de ideas, sueños y visiones que se suelen compartir en medio de charlas informales con esos seres queridos con los que te ves iniciando un negocio o emprendiendo un proyecto.
Otras crecen de la mano de un fundador que le da forma de negocio a una idea y busca la vinculación voluntaria de sus familiares con miras a que todos puedan beneficiarse de sus frutos.
Por eso precisamente cometen este error: improvisar.
Como las motivaciones para trabajar juntos giran en torno a los vínculos familiares y emocionales que les unen, descuidan darle un manejo formal y racional a la relación laboral que inician, y empiezan a improvisar “según como se vayan dando las cosas”.
Sienten que quererse y conocerse es suficiente para emprender juntos y tener una relación laboral. Y que con el tiempo trascenderán de un nivel familiar a un nivel laboral o profesional.
¿Cuándo se improvisa el manejo de las relaciones familiares en un emprendimiento y/o Pymes?
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- Improvisan cuando no se preparan para trabajar juntos olvidando considerar cuestiones como el temperamento, las actitudes, los valores compartidos y el estilo de trabajo.
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- Cuando piensan que no es importante por el momento hablar de la distribución de responsabilidades, ganancias y manejo del dinero.
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- Cuando creen que en la marcha las cargas se van acomodando y no se establecen desde un principio las responsabilidades y expectativas, horarios y manejo del tiempo.
- Cuando esperan a que surja el problema o el conflicto para pensar cómo resolverlo.
- Cuando suponen que las motivaciones son las mismas, y entonces para qué preguntar.
- Y suponen además que el vínculo por sí solo será suficiente para afrontar los desafíos de trabajar juntos.
De manera general, improvisan cuando no conversan sobre lo que cada uno piensa, siente o espera de esta nueva relación que entablará con sus familiares y no se hacen acuerdos sobre la manera en que trabajarán juntos.
No me malinterpretes, sé que de la espontaneidad y de la improvisación han surgido grandes ideas y proyectos.
Sé que la vida no fluye de manera rígida ni inflexible.
Y sé indudablemente que una de las mayores bondades del trabajo con tus seres queridos es precisamente el poder flexibilizar muchas condiciones de trabajo que no podrían hacerse en ningún otro tipo de empresa.
Pero tú que estás consolidando tu negocio familiar, afianzando tu emprendimiento como empresa rentable y estable; sabes muy bien que sin planeación, sin dirección y sin un enfoque no hay improvisación que aguante.
Así como debes tener en cuenta una planeación para dirigir tu emprendimiento o tu Pyme, también debes incluir en ella una planeación sobre cómo será el manejo profesional que se le darán a las relaciones familiares, en un ambiente de trabajo.
Planear, un primer paso para prevenir y corregir el error de la improvisación.
Planear cómo se relacionarán, cómo resolverán los problemas, cómo tomarán las decisiones, cómo se comunicarán de manera eficiente, cómo se repartirán las ganancias, cómo van a reemplazar a quien no esté…
Cómo van a manejar la influencia de familiares y cercanos que no hacen parte del negocio o emprendimiento, cómo se distribuirán el trabajo, que harán cuando alguno no quiera continuar, cuando alguno viaje, enferme o muera… en fin.
Todo, todo lo que puedan conversar, hablar, discutir y acordar previamente será parte de este ejercicio de planeación y de organización.
Sólo imagínate que organizan un viaje con tus familiares y sólo acuerdan el lugar de llegada. Nada más.
No hablan sobre la ruta, ni tiquetes, ni horario de abordaje, ni sobre los lugares que visitarán, ni sobre la ropa que necesitan, ni sobre el dinero que tendrán que aportar, ni cómo van a distribuir el tiempo para visitar distintos lugares o realizar ciertas actividades deseadas, no establecen quién se va a encargar de qué y si quieren hacerlo, si comprarán un seguro médico para todos o cada uno lo hará, en que se movilizarán, etc.
¿Crees que, porque son familia, se quieren y se conocen, este paseo podrá realizarse con éxito?
Seguramente responderás con un No.
Porque sin planeación es difícil llegar a un lugar, alcanzar una meta, manejar los recursos y organizarse como equipo .
Un TIP para ayudarte a evitar el error de la improvisación en el manejo de las relaciones familiares y laborales es:
Reevaluar algunas creencias.
Es decir, ser crítico de tus ideas, pensamientos, creencias.
Algunos emprendimientos y Pymes improvisan y no planean un manejo profesional de las relaciones familiares y laborales,
Porque existen ideas y creencias familiares en las que poner temas importantes sobre la mesa como las diferencias personales, la distribución y el reparto de las ganancias, la autoridad, el manejo del dinero, las ideologías o puntos de vista, entre otros; pareciera ser un indicador de desconfianza.
De nuevo lo suponen pensando que, por ser familia, no hay necesidad de tocar algunos temas y además hablarlos genera malestar y sensación de que no se confía en la familia.
O que no se es lo suficientemente incondicional con la familia como debería ser.
Entonces puede suceder que descartas la idea de conversar con tus familiares sobre todo aquello que piensas y sientes incluidos tus miedos, necesidades y deseos porque te parece que ellos pueden sentirse ofendidos o que es muy pronto para hacerlo.
Se nos inculca la idea que, por ser familia, todo se vale y se debe soportar en aras de la unión y la armonía.
Quizá te llegan a la mente algunas palabras, dichos, refranes o frases que escuchaste insistentemente de tus padres, abuelos o tíos a manera de consignas sobre lo que debe hacerse y sacrificarse por la familia.
Reevalúa estas consignas, cuestiona estas creencias y escoge cuáles ideas son más útiles para liderar libremente tu emprendimiento o Pyme familiar, pero sobre todo para comenzar a formalizar las relaciones laborales con menos improvisación y más planeación.
Segundo error: CAER EN EL «SÍNDROME DEL CONFIANZUDO»
Sí. Este es el segundo error que hemos encontrado más común en emprendimientos y Pymes familiares.
Estoy segura que tú y yo estamos de acuerdo en que la confianza es la base de toda relación en la vida.
Y precisamente si trabajamos con nuestros familiares es porque hay un principio de confianza que quizá no encontraríamos en otro tipo de empresa y es lo que nos da esa sensación de sentirnos seguros.
Crees que al trabajar con tus familiares ya has ganado un recorrido que es construir y cimentar la confianza para trabajar juntos.
Pero ¡cuidado! es un error emparentado con el anterior, porque cuando se tiene mucha confianza en las relaciones, alguno puede querer sacar provecho de ella para su propio beneficio o comodidad.
En Weclan le hemos llamado <<síndrome del confianzudo>> a esos comportamientos y actitudes de algunos familiares que abusan, consciente o inconscientemente, de la confianza que han depositado en ellos como parientes y como trabajadores.
¿Cómo se manifiesta este síndrome?
Cuando la confianza traspasa las fronteras del respeto y se desafían los acuerdos establecidos como familia, la autoridad al líder o líderes que hay en los emprendimientos o Pymes, y a no reconocerlos como tal por ser el hermano, la prima, el hijo, la esposa etc.
Puede manifestarse:
- Cuando quien lidera no tiene un rol de autoridad tradicional dentro de la familia, es decir, no es el abuelo, el padre, la madre, por ejemplo.
- Se manifiesta cuando, amparados en esa confianza, algunos familiares acomodan sus horarios de trabajo a su amaño y conveniencia.
- Cuando desafían las normas y reglas considerando que no son de su agrado.
- Cuando toman decisiones que afectan el desarrollo o curso de la empresa sin tener en cuenta a los demás.
- Cuando traspasan fácilmente los límites.
- Cuando pasan por encima de los acuerdos respaldándose en la confianza que le han dado.
Para resumirte, cuando ese “confianzudo” se toma prebendas y atribuciones que no le corresponden por más familiar que sea.
En fin, Es una situación que puede ser muy desgastante; emocional, psicológica y familiarmente.
¿Qué puede causar este síndrome?
Detrás de este “síndrome del confianzudo” existe una relación en la que puede haber manipulación y chantaje emocional.
El confianzudo traspasa fácilmente los límites porque cree que tiene derecho, cree que es indispensable para el líder y que, por la historia que tiene con él, puede manipular las situaciones a su favor.
Por ejemplo, en una Pyme familiar que tuve oportunidad de conocer más a fondo, me di cuenta que la mamá de la líder siempre había cuidado de la niña de ésta, es decir, de su nieta, para que su hija pudiera estudiar y dedicarse a su propio emprendimiento para hacerlo luego familiar.
Con el paso del tiempo la abuela entra a ser parte del negocio familiar y casi de inmediato empieza a desacatar normas tan simples como no fumar o comer en el lugar de trabajo (restaurante), además de otros requisitos que todos debían cumplir como respetar el horario y cumplir con un informe de actividades.
El <<síndrome del confianzudo>> se adquirió por el estatus familiar que ya tenía la abuela además de apoyarse en ser de otra generación.
Fácilmente alguien puede creer que está por encima de los demás, respaldado en la relación personal que ha tenido con el líder, además del rol familiar tradicional que ocupa.
La vacuna para que no dé éste síndrome a tu emprendimiento o Pyme
Para evitar situaciones como estas, tan fáciles de presentarse en familias que trabajan juntas, es absolutamente indispensable dejar de improvisar.
Siempre será conveniente tener presente la historia de la relación que tienes con las personas de tu familia con las que trabajas.
Pero el diálogo, los acuerdos, los convenios, las reuniones para dejar ideas claras, expresar las opiniones, escuchar los sentires; “vacunan” contra el “síndrome del confianzudo”.
Porque estos espacios permiten acordar y establecer las expectativas sobre las maneras en que se trabajará y se compartirá como familia y cómo compañeros de trabajo.
El manejo inadecuado de los sesgos afectivos, de ese “poner la sangre por encima de todo” también es un factor generador de confianzudos. Las emociones nos pueden nublar la vista y dejamos de ver a nuestro pariente como realmente es, nos impide poner límites o simplemente decir un NO en el momento oportuno.
Un factor preventivo o una solución a esta situación, además de planear y dialogar, es tener criterios claros y explícitos sobre las condiciones que deberán cumplir quienes hagan parte del emprendimiento familiar o deseen trabajar en él.
Criterios de incorporación, de selección de personal, así como en cualquier otro tipo de empresa. Por el hecho de ser familiar no tienes porqué obviarlos.
Ten presente que solo la sangre o el vínculo afectivo no es suficiente para trabajar en armonía.
Y ¡atento! porque así trabajes con un solo familiar además de ti, no te blinda de padecer éste síndrome.
Tercer error: CONFUNDIR AYUDA CON COMPROMISO
Se te pueden parecer estas dos palabras pero no significan lo mismo.
Ayudar a otro viene de una motivación por socorrerle, “echarle una mano”, aligerarle una carga a otro, cooperar.
Se ayuda porque se quiere, porque se desea hacerlo. En el tiempo y lugar en el que se tiene la voluntad para hacerlo.
Está muy bien, y en los emprendimientos y Pymes familiares suele ocurrir que cada quien se va integrando porque comenzó dando una ayuda.
No hay error en querer ayudar a un familiar en sacar adelante un proyecto. Sí hay error en que todo siga igual, es decir, que las personas que integran la Pyme familiar o el emprendimiento sigan prestando ayudas sin establecerse con ellos un compromiso formal, contrato, acuerdo, o pacto.
La ayuda no es una obligación, el compromiso sí lo implica.
En el compromiso se acuerdan el cumplimiento de unas responsabilidades y se sostiene así sea solo con la palabra.
Quien se compromete se mantiene y cumple con lo asumido, aunque a veces no sienta el mismo entusiasmo para hacerlo. Todos sabemos que eso implica el trabajo.
Por eso es tan importante que formalicen las relaciones.
Formalizar las relaciones empieza por acordar con cada persona de qué manera se vinculará al emprendimiento o Pyme familiar; establecer cuáles serán sus funciones y responsabilidades y cómo se le retribuirá.
No formalizar las relaciones no solo crea desorden sino también malos entendidos, “síndrome del confianzudo” y una cantidad de dolores de cabeza que ni te imaginas.
Pues siempre estarás con la incertidumbre de no poder confiar en el trabajo del otro o en su cumplimiento; estarás sujeto al vaivén emocional de quien te ayuda sin la tranquilidad que puede darte su compromiso.
Los “confianzudos” nacen y se valen de esta falta de formalidad.
Cuando no existe formalidad como marco de las relaciones laborales, las personas asumen que te están ayudando o colaborando y que a cambio de ello debes callar lo que no te parezca por miedo de perder su ayuda.
Si te están ayudando tal vez no puedes esperar cumplimiento de normas, de responsabilidades o de compromisos.
RECUERDA
Además de formalizar las relaciones, pasando de la informalidad y la ayuda a la formalidad y compromiso, ten en cuenta trabajar siempre en ti mismo: en tus creencias y las que te han inculcado sobre las relaciones familiares y el trabajo en familia. En tu comunicación y en el manejo de tus emociones. Y si eres el líder en tu estilo de liderazgo.
Desde Weclan insistimos y repetimos:
Trabajar con la familia no tiene porque ser un proceso doloroso o traumático siempre y cuando:
- Tengas consciencia de cómo es tu familia.
- Tengas claras las razones que les han llevado a emprender y trabajar juntos.
- Planeen cómo van a manejar las relaciones laborales y familiares para no improvisar.
- Y, sobretodo, formalicen las relaciones para evitar cometer este tipo de errores que te he compartido en este blog.
Es nuestra intención que tengas en tu mente estos errores que, otros en tu mismo lugar, trabajando con la familia, han cometido y que quizá estén sucediendo en la tuya, para que prevengas a partir de construir estrategias de trabajo y de relación con tus familiares.
Así no tendrán por qué sacrificar ni lo uno ni lo otro; ni las relaciones afectivas ni el emprendimiento o negocio.
No dejes que vaya pasando el tiempo enconando malestares con tus familiares por no haber dicho a tiempo lo que se debía decir.
Déjanos tus comentarios y comparte este blog con quien consideres le puede interesar.
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