Alguien nos contó un día: “que no se conoce lo suficientemente bien a alguien hasta que no viajan juntos.”
Y la verdad, no pudimos evitar comparar las experiencias de las parejas que trabajan juntas en sus propios negocios, con las personas que pasan por travesías y peripecias cuando viajan juntas en el que sin duda sacan lo mejor y lo peor de cada uno.
En este caso comparamos con un viaje, a ese lugar al que las parejas que trabajan juntas quieren llevar su empresa, su negocio.
Seguramente hay momentos en los que te sientes satisfecho, orgulloso y confiado de estar trabajando con tu pareja, y hay otros en los que te sientes frustrado y confundido sin saber cómo lidiar con los desafíos que diariamente deben superar tanto en el negocio como en la relación. ¿Te has sentido así?
Pues no es nada raro, son las emociones y los altibajos propios de las aventuras importantes que has emprendido en tu vida y que por supuesto, como todo lo que realmente vale la pena, traen en este caso para ti y tu pareja que son socios y trabajan juntos, desafíos que tendrán que superar si quieren ser productivos y aprovechar el potencial que suman entre los dos.
3 Desafíos a superar para trabajar productivamente con tu pareja – socia:
¡Qué difícil puede ser mandar al otro! ¿Verdad? O sentirse presionado para tomar una decisión con la que no estás de acuerdo para no desautorizar a tu pareja o para evitar que se sienta ofendido/a. O pensar dos y tres veces cómo decirle tus diferencias de opinión para que no lo tome como un asunto personal. O pensar cómo hacerle una crítica a su trabajo esperando que no se lastime la relación.
La cuestión no es que resulte difícil, sino las consecuencias que para el negocio tiene no aclarar ni definir quién será el líder, por evitar un conflicto o no hacer sentir mal al otro.
No escoger quien llevará la batuta, conlleva a que no se tomen decisiones oportunas, a empantanarse en conflictos, perder tiempo en consensos innecesarios, enredar a clientes y proveedores, bajar la eficiencia de los procesos de cada uno, e incluso a bajar la calidad del producto o del servicio que ofrecen.
Cuando la pareja pretende hacer todo entre los dos y los dos se convierten en “todólogos” es cuando aparece este desafío.
Y aunque no lo parezca, sí es muy desgastante tener que estar convenciendo y solicitando la aprobación del otro para dar un paso o tomar una decisión sobre el negocio, eso lo estanca. Definitivamente si estás trabajando con tu pareja y están igual de involucrados en el negocio, debes confiar en ella.
Aceptar la autoridad que le da el liderazgo a tu pareja, o elegir que el otro lleve la batuta, no es acatar pasivamente lo que decida, ni mucho menos pensar que uno es más y el otro menos;
Es respetar su experiencia y conocimiento, confiar en sus capacidades para desempeñarse en las funciones que tiene, cumplir los acuerdos que ambos han establecido, considerar el criterio del otro, y acordar entre ambos los momentos, en los que de una manera asertiva, se debatirán los temas a tratar incluidas las diferencias.
¿Cómo superar este desafío?
Cada pareja tiene su modo para determinar qué tipo de líder o liderazgos requiere su propio negocio.
Desde nuestro método te proponemos:
1.Establecer un modo de trabajar como equipo.
Distinto al modo de relación que tienen como pareja. Construyan un nivel de relación centrado en lo profesional y en torno al negocio, que les facilite pensar en lo conveniente para la empresa y decidir cuál de los dos liderará sin que el otro lo tome de manera personal sintiéndose humillado o amenazado.
2.Analizar el momento o la etapa en la que se encuentra el negocio.
Cada etapa de la empresa tiene unos objetivos, unos retos y unas crisis que afrontar. ¿Cuál de los dos debe liderar la empresa en este momento? De las habilidades y talentos que tiene cada uno, ¿De cuáles requiere la empresa para desarrollarse en esta etapa satisfactoriamente? ¿Quién puede liderar la empresa y prepararla para la siguiente etapa? ¿Cuáles son las situaciones críticas que debe superar la empresa en este momento y quién debe llevar el timón para sacarla adelante?
3. Revisar la planeación hecha para alcanzar las metas y la visión de la empresa.
¿Cuál de los dos podrá guiar al equipo hacia la visión que tienen de la empresa, ejecutando la planeación y alcanzando las metas? Ó ¿quién deberá liderar determinada área o campo de acción? ¿Quién por su estilo de liderazgo facilita el desarrollo de lo planeado?
4.Reevaluar las habilidades, conocimientos y experiencia de cada uno.
¿Cómo éstas se conectan con la visión de la empresa y facilitan liderar la gestión del negocio? Ten presente que no siempre quién posee el talento o la habilidad sobre la cual gira el negocio posee las cualidades para liderarlo.
5. Organizar el negocio y las características de cada rol.
¿Cómo están organizados los cargos o definidas las funciones dentro de la empresa? Esto también define el liderazgo porque sobre quien recaen ciertas responsabilidades legales, económicas o misionales es quien tiene por sí mismo el liderazgo, o por lo menos un tipo de liderazgo que no se debe desconocer.
Siguiendo por los menos 1 de estos 5 pasos podrás acordar con tu pareja cómo establecer el liderazgo que la empresa necesita.
Además de ser una de las causas que dificultan establecer y asumir el liderazgo, no definir los roles o no tener claridad de las funciones y tareas de cada uno, genera desorganización y conflictos en la relación de la pareja.
Cuando no se ha definido en forma explícita y concreta lo que cada uno va a realizar, cuál será su papel, en qué tiempo lo hará, cuáles serán sus funciones de acuerdo al cargo y sus correspondientes responsabilidades, terminan fácilmente haciendo según lo que se vaya presentando, obstaculizando la ejecución de lo planeado y saboteando la sistematización que deben tener los procesos de un negocio o una empresa por sencilla que sea.
Como se dice popularmente: “lo urgente pospone lo importante.”
Y todo esto deriva en pérdidas de tiempo, en choques continuos entre uno u otro miembro de la pareja tratando de ajustarse y de ser eficientes con lo que hay.
¿Cómo superar este desafío?
En Weclan estamos seguras que puedes hacerlo si defines los roles para agilizar la gestión del negocio, de la empresa, realizando por lo menos 1 de los siguientes pasos:
- Re-examinando las fortalezas y habilidades de cada uno que les llevaron a decidirse por trabajar juntos en un negocio propio sin olvidar la formación y experiencia.
- Analizando si el tipo de personalidad, el temperamento o el carácter que tiene cada uno, va acorde y facilita el desempeño de las funciones que cada uno realiza.
- Relacionando las habilidades de cada uno con las etapas de desarrollo del producto o del servicio. Así cada uno podrá dar lo mejor de sí.
- Estableciendo la correspondencia entre la contribución de cada uno y las necesidades del negocio. La contribución son los aportes económicos o recursos materiales distintos a sus conocimientos o habilidades con las que alguien también puede hacerse parte en un negocio o empresa. Esa contribución de parte de alguno de los miembros de la pareja, también influye en la definición de su rol.
- Identificando las tareas y funciones que requiere el negocio para el desarrollo del producto o servicio. Ten en cuenta que la función es el conjunto de tareas o actividades ordenadas que una persona realiza para cumplir un objetivo y la tarea es la acción.
- Definiendo y distribuyendo las responsabilidades que conforman cada cargo. Es decir, ¿Quién tiene mayor disposición o capacidad para cumplir esas responsabilidades? ¿Qué implica para la persona cumplir con esas responsabilidades?
- Estableciendo cómo se conectan y se complementan entre sí las funciones y responsabilidades que tiene cada uno. ¿Cómo sería la relación entre lo que hace el uno y lo que hace el otro?
Aunque no hayan definido sus roles de manera formal y estructurada como te lo indicamos a través de estos 7 puntos; seguro ya lo han hecho de alguna manera buscando encajar, ajustarse y adaptarse a una dinámica o rutina de trabajo.
Ten presente que en la medida que vayan formalizando los procesos internos de su negocio y profesionalizando la relación de trabajo, se irán distinguiendo con más claridad los conflictos laborales de los conflictos como pareja, los asuntos de trabajo no se tornarán en asuntos personales y las funciones de ambos se complementarán en lugar de entorpecer o atascar las funciones del otro.
Las parejas que trabajan juntas y no han superado este desafío tienen constantes conflictos porque a veces el uno deja de hacer algo pensando que el otro lo realizará y al otro le pasa lo mismo, no lo hace porque supone que el otro lo hará. O por el contrario, pierden tiempo haciendo lo mismo. ¡Qué trabalenguas! Y todo por estar suponiendo el uno del otro.
Vale la pena dedicar un poco de tiempo y atención para repartirse las tareas o definir los roles ¿no crees?
Somos plenamente conscientes de que como seres humanos no podemos dividir las relaciones de nuestra vida como quien pone un biombo para diferenciar un espacio físico de otro.
Somos integrales, completos; pero cuando tienes roles definidos tienes la capacidad de ubicarte en cada papel para vivir ese aspecto de la vida en el que te encuentras. Eres uno, con varios papeles que desempeñas a la vez.
Cuando una pareja tiene un hijo la relación cambia y aunque la pareja es la misma; cuando están en el papel de padres, la relación pasa a otro nivel porque se relacionan de una manera distinta a como lo hacen cuando están solo los dos. A veces, logran distinguir sus roles de manera tan clara que continúan relacionándose como padres en forma eficiente, aunque su relación afectiva no vaya tan bien o haya terminado.
Algo parecido sucede cuando ya no se trata de un hijo sino de un negocio común.
No tener fronteras ni límites entre la relación como pareja y la relación como socios, forma una neblina que crea confusiones y conflictos permanentes en donde el uno dice algo y el otro se confunde fácilmente, sin saber a qué ámbito de relación se está refiriendo el otro.
Corren el riesgo de tomarse las cosas de manera personal y de sentirse ofendidos con facilidad.
Por supuesto, cuando se mantienen mezcladas estas relaciones y no se delimitan ni se distinguen, el negocio estará bailando al son que toquen como pareja; es decir, dependerá de cómo esté la relación afectiva para funcionar de manera eficiente. Y será un constante riesgo financiero.
Conocí una pareja que cuando se enojaba, ella no iba a trabajar y él quedaba como loco sin saber cómo hacer para atender los clientes y trabajar en la reparación de los computadores, que era a lo que se dedicaba el negocio. Todo se resolvió cuando realizaron un contrato escrito donde les quedó claro que si alguno faltaba a trabajar un día sin motivo válido, se le descontaría de su ganancia.
Tal vez esta solución te llame la atención o no sea tu estilo, pero fue la forma que ellos eligieron de profesionalizar su relación laboral y diferenciarla de su relación de pareja.
¿Cómo superar este desafío?
Supera el desafío de diferenciar la relación que tienen como equipo, de la relación como pareja:
- Definiendo los roles de cada uno, y estableciendo liderazgos y formas de autoridad.
- Estableciendo tiempos y espacios definidos para hablar temas concernientes al negocio.
- Acordando y fijando reglas y normas de relación, como debes hacerlo cuando trabajas con cualquier otra persona. Así como existe el protocolo familiar, realizar un protocolo como socios.
- Usar el lenguaje apropiado a cada nivel de relación, que ayude a demarcar el vínculo laboral del vínculo como pareja.
- Tener un catálogo estructurado de funciones y responsabilidades definidas. (Les servirá para trabajar con otras personas que ingresen a la empresa)
Por favor, no cometas el típico error que cometen quienes trabajan en sus propios negocios con sus parejas:
Creer que no necesitan hablar de nada porque ya como pareja se conocen y se lo han dicho todo.
- No des por sentado nada, a mayor claridad menor confusión.
- Confía en la solidez del vínculo afectivo que tienes con tu pareja pero no le recuestes todo el peso de la relación laboral, porque fácilmente se resquebrajará.
- Así como intencionalmente cuidas y preservas tu relación de pareja porque la valoras, así cuida y preserva intencionalmente la relación que tienen como socios para el bien de los dos y del mismo negocio.
Coméntanos, ¿Qué desafío ha llamado más tu atención y qué vas a poner en práctica para superarlo?
Esperamos hayas disfrutado la lectura. Con amor, Claudia y Mónica.
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