Las parejas que trabajan en sus propios negocios tienen aciertos y errores que hemos ido descubriendo en Weclan.
Queremos hablarte de 3 errores que suelen pasar desapercibidos, son solapados y silenciosos pero cuando estallan producen mucho ruido, tanto en el negocio como en la relación.
Por eso te los compartimos, para que identifiques si los estás cometiendo al trabajar con tu pareja y reconozcas cómo puedes neutralizarlos o corregirlos.
Al fin y al cabo nada como el placer de trabajar en un ambiente de armonía y camaradería especialmente si trabajas con tu pareja.
Las parejas tienden a repetir su manera de relacionarse en el contexto del trabajo o del negocio, de la misma manera que lo hacen en su relación afectiva.
Esta simetría e igualdad de la relación como pareja es perfecta dentro de una relación de pareja. Pero en el contexto laboral tiene unos efectos.
Uno de ellos es confundir directividad con autoritarismo.
Y por confundirlas, a la actitud directiva algunas parejas prefieren evitarla.
La actitud directiva está relacionada con la capacidad de liderar con autoridad.
Es decir, proporcionar instrucciones precisas, brindar información suficiente, estructurar y delimitar tareas e impartir directrices; es una manera de dirigir, controlar o liderar a través del lenguaje verbal.
Tal como la actitud que esperas encontrar en otro profesional, como un abogado, médico, terapeuta etc. Cuando los contactas esperas que ellos lleven el liderazgo, no que te estén pidiendo el favor o pidiendo permiso para actuar.
La actitud directiva la puedes diferenciar de una actitud autoritaria porque antes que darte miedo te da seguridad y confianza. Crees que esa persona sabe lo que está haciendo. La sientes empoderada, te sientes protegido y para nada inhibido.
La actitud directiva o la directividad aplican para cualquier rol de la vida y no tiene nada que ver con querer pasar por encima del otro o por humillarlo, ser grosero, ni tirano.
En el contexto de una empresa esta actitud directiva es fundamental en la gestión para el rendimiento de los procesos y la toma de decisiones.
Sin embargo, las parejas tienden a evadirla porque les parece amenazante para la relación afectiva o porque no quieren hacer sentir mal al otro.
Existen varias maneras de corregir este error, una de ellas es precisamente construir una nueva relación.
¿Cómo? ¿Pero qué dices? ¿Qué, qué?
Sí.
Una relación de socios, aliados, o colegas.
Una relación de socios en la que se aproveche el potencial y el conocimiento que tienen el uno del otro, pero en la que se ajusten los modos de ser y de actuar de acuerdo al rol que cada uno cumple dentro del negocio.
Como quien dice, cada uno se pone la camiseta que le corresponde.
Por ejemplo si tú eres la líder de la empresa y te das cuenta que tu pareja encargada del seguimiento a los clientes no lo está haciendo de manera oportuna; teniendo una actitud directiva le recordarás la importancia del cumplimiento de ciertas fechas o las consecuencias que podría traer para el negocio el incumplimiento de éstas.
Cuando no tienes una actitud directiva seguramente esquivas hacerle esta observación a tu pareja, le pides que lo haga como un favor personal o como una demostración de afecto, o esperas a que sucedan los hechos para que se dé cuenta por sí mismo de su propio error, y tú de paso evitar sentirte incómoda.
Éste es un tipo de dinámica de relación que no favorece en nada sus intereses económicos.
Mientras que una relación de socios, de colegas, con la debida formalidad y con la actitud directiva de cada uno para ejercer el rol que tiene, Sí es un tipo de dinámica de relación que va en sincronía con los objetivos y los intereses que tienen en el negocio.
Curiosamente una relación funcional y equilibrada con tu pareja/socia se traducirá en una relación de pareja armoniosa. Y no al contrario.
Las parejas que trabajan juntas en sus propios negocios comparten tantos aspectos de la vida que los lleva a compartir mucha información entre ellos.
Y un error muy frecuente que cometen algunas parejas cuando trabajan juntas es mezclar información de la relación de pareja, con la del negocio y si tienen hijos, con la de los hijos, y además muchas veces en espacios laborales transmiten la información al otro de manera inoportuna, inapropiada, sin establecer prioridades, sin filtros y sin organización.
Es decir, le van diciendo al otro lo que le quieren decir, en el momento en el que se lo quieren decir, y cómo se lo quieran decir sin ser conscientes del lugar en el que están ni del rol que en ese momento están desempeñando.
Y aunque no creas, es un error muy común que pasa desapercibido porque puedes caer fácilmente en la tentación, de pensar que, porque es tu pareja, puedes decirle lo que tú quieras cuando tú quieras.
Pero recuerda que cuando tu pareja además es tu socia y/o es tu colega, es cuando más consciente y respetuoso debes ser de los límites.
Por el bienestar del negocio y de la misma relación de pareja, lo adecuado es manejar los temas pertinentes a cada tipo de relación.
Por ejemplo, si un tema para conversar fuera el de la niñera incumplida que justo ayer no pudo cuidar a los peques, no es un tema para abordar con tu pareja dentro del consultorio, de la oficina, del almacén o del lugar que sea el espacio laboral.
Y no es que sea grave hacerlo. Lo que pasa es que son detalles como éste los que marcan la diferencia entre una conversación laboral profesional y una de pareja.
Además imagínate si tu fueras un cliente que está en medio de esa conversación de la niñera, ¿Te parece adecuado? ¿Te parece profesional? ¿Te sentirías cómodo?
Tal vez no te parecería profesional ni te sentirías cómodo.
Entonces para evitar caer en este error:
- Ten en cuenta el lugar en el que te encuentras y el rol que estás desempeñando en ese momento.
- Ten clara la información que requieres manejar en el negocio y cuál información requieres manejar en casa.
- Define con tu pareja una estrategia de comunicación estableciendo un canal o un medio para comunicarse, un tiempo, un lugar. No desestimes el poder de la reunión como socios y/o colegas.
- Implementa códigos de comunicación con tu pareja, que no es otra cosa que señas o señales que emplean entre ustedes para comprender la clase de información a la que se está refiriendo el otro.
Seamos sinceros, cuando una pareja comparte un negocio o lidera una empresa casi todo el mundo tiene algo que opinar.
¿O no?
Especialmente familiares y amigos, a veces, entre chistes y chanzas; expresan diferentes opiniones que giran en torno al liderazgo del uno o del otro, al manejo del dinero, a las consecuencias en casa de lo que ocurre en la empresa etc.
Y no pasa nada si opinan.
El error está en el poder que tú y tu pareja le dan a esas opiniones.
A veces sin darse cuenta, se dejan afectar e influenciar por criterios ajenos, que incluso los hace asumir actitudes y tomar decisiones basadas únicamente en el peso de las opiniones de otros.
Ciertamente, cada uno tiene personas a quienes respetan, admiran, o cuyo criterio ejerce un enorme poder persuasivo.
Y es conveniente de vez en cuando que escuches las opiniones de otros para ampliar tu perspectiva o considerar otro punto de vista que no tenías antes.
Lo que no es conveniente es quedarte solo con esas opiniones de terceros, porque puede que detrás de esas opiniones o sugerencias existan intereses personales o manipulaciones emocionales, y tanto tú como tu pareja deben afinar el olfato para oler esas intenciones detrás de las palabras de otros y saber con qué se quedan y con qué no, qué les sirve y qué no.
Pero sobre todo, este error se evita y se corrige con una comunicación funcional y asertiva entre ustedes como socios y pareja.
La comunicación es ese blindaje que los mantiene protegidos como equipo y les ayuda a equilibrar las influencias de otros.
Afinando el olfato como equipo, tanto tú como tu pareja podrán recibir la influencia positiva y constructiva de los otros, sin tener que hacer necesariamente lo que ellos digan y detectar aquellas influencias negativas y destructivas sin tener que entrar en conflictos o en disputas.
En resumidas cuentas, estos tres errores: ausencia de directividad, mezclar información y permitir la influencia de terceros en decisiones de los dos; se evitan, se corrigen y se resuelven:
Estableciendo una relación como socios en un marco de formalidad y con una estrategia de trabajo que les facilite cooperar juntos, unir sus talentos y enfocarse en sus objetivos profesionales y económicos con la empresa que han construido y la que quieren tener en el futuro.
Porque la empresa para una pareja significa mucho más que un negocio entre dos socios.
Coméntanos, ¿En qué error no quisieras caer?
Esperamos hayas disfrutado la lectura.
Con amor, Claudia y Mónica.
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